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Reseña: Arab Jazz - Karim Miské


   


El distrito 19 de París se ve sacudido por la aparición del cadáver de una joven azafata en lo que parece ser un asesinato de características religiosas. A medida que los tenientes Jean Hamelot y Rachel Kupferstein avanzan en la investigación, surgen no sólo un insólito entrecruzamiento de sectas fanáticas sino una red de tráfico de droga sintética e insospechados vínculos con las altas esferas de la policía parisina. Al poner en primer plano una sórdida red de intereses en manos de minorías religiosas fanáticas de diferentes orígenes, esta novela vertiginosa no sólo critica la hipocresía y los métodos de manipulación de las sectas, sino que pone en evidencia un contexto de discriminación. Como contracara, se desarrolla una tensión sexual entre algunos de los personajes para contrapesar las fuerzas malignas que se agitan en el corazón de una trama oscura. ‘Arab jazz’ obtuvo en 2012 el Grand Prix de Littérature Policière, una de las mayores distinciones que se otorga en Francia a novelas del género policial.

En los suburbios parisinos una joven es encontrada asesinada en su propio departamento, lo llamativo del hallazgo radica en que  el cadáver esta dispuesto en medio de un escenario bastante extrañó.
Cuando los agentes Jean y Rachel empiezan las investigación descubren por los de vecinos y amistades que la muchacha  tiene un pasado turbio relacionado a las creencias religiosas de su familia. A medida que el caso avanza, a los investigadores les surge otro conflicto ligado a una nueva droga. 
Entre estos dos acontecimientos hay un cruce que atraviesa rituales, intereses políticos y conflictos sociales entre diferentes culturales. 
En esta intrincada obra también se desencadenan relaciones: platónicas, otras no resultan por diferencias o presiones sociales y por último la que se dan por conveniencia.
La trama tiene un excelente desarrollo, desde el primer momento quede enganchada con los sucesos, en todo momento aparecen acontecimientos, revelaciones y pistas que desorientan adivinar quien fue el asesino.

"Esto es algo destinado a judíos y/o musulmanes. En su imaginario el que ha de resultar afectado. Los cristianos o supuestos cristianos verán el horror del crimen, pero no serán sensibles a la deshonra. El tabú del otro, aun cuando se comprende intelectualmente, es casi imposible de sentir."

"La noche, es terrible... Es vivir sin Dios... Dios te da la espalda. dios mira a otro parte, ofrece a otros la luz, el amor, la vida. Puedo aceptar que él ame también a los demás ¡Pero no que me abandone!"

"Ser Dios es ante todo comprender la necesidad del mal."

El ritmo de lectura me resultó divirtiginoso, los dos casos se van dando en simultáneo sin resultar que uno quede forzado o desencajado del otro. Como plus el autor inserto pasajes que suceden en el pasado entre diferentes países (Francia y Estados Unidos) que se completan o tienen sentido con las averiguaciones del homicidio del presente.
La construcción de los personajes es natural, tanto los principales (agentes y un vecino de la asesinada) como secundarios (amistades, comerciantes y ciudadanos marginados) tienen características que acompañan al escenario caótico y dan un pantallazo de vidas miserables, melancólicas o solitarias producto de decisiones, prejuicios de otros y mandatos familiares, todo enmarcado en una atmósfera sórdida.
Por último la pluma es majestuosa, entre medio del hilo/hechos relevantes hay frases oscuras e irónicas que dejan entrever el contexto sombrío. 

"El mal existe y a menudo se organiza...También me hablo del olor de la muerte."

"El mal, ya saben, el mal. Nos enfrentamos a él, no hay que olvidarlo. Sus rostros son diversos, pero él es único."

"Los muertos. Si, hay que saber confrontarlos. A veces son tanto o más temibles que los seres vivos."

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